En el corazón del Viejo Palermo, ciudad de Buenos Aires, llevamos adelante este complejo. La implantación y la morfología se condicen con la necesidad de conectarnos con lo natural, con la amplitud y la flexibilidad. Estos fueron los conceptos que impulsaron este emprendimiento, el deseo de habitabilidad.

Utilizamos elementos como la piedra, la madera, el hierro y el hormigón visto, combinados con la tierra, el agua y el verde que nos permitieron mantenernos fieles a nuestro concepto de belleza.

El edificio está compuesto por dos volúmenes claramente definidos y separados por un área central abierta y arbolada. Todas las tipologías cuentan con grandes balcones y terrazas que responden al aterrazado característico del edificio. Equipados con iluminación, áreas verdes y parrillas.